Polifonías

Dulcemelos rescata música de la Independencia y de la Revolución

Elvia Alaniz Ontiveros


Para contribuir a la conmemoración del Bicentenario del movimiento de Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, el Dueto Dulcemelos integrado por Alejandra Barrientos Aguilar y Héctor Larios Osorio, concluyeron la primera parte del proyecto La revolución del salterio, beneficiado con el Programa de Apoyo a la Producción Artística (Apoyarte) 2008, del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.

El proyecto consistió en hacer una investigación de la música mexicana producida en esos dos períodos, con el fin de realizar la grabación de dos discos compactos, uno con música generada en el México independiente, otro con música de la época de la Revolución de 1910, interpretada con salterio y piano. El primer disco ya está terminado.

Este proyecto pretende mostrar algunas características de la vida cotidiana de 1800 y 1900 en torno al salterio, instrumento que forma parte del folclor mexicano y refleja la historia nacional desde mediados del siglo XVIII.

El maestro Larios señaló que “Antes de 1824 la cultura musical estaba manejada por la corte de los virreyes y la iglesia católica, después de la independencia ésta pasó a manos de las clases sociales altas. Si bien había intérpretes de salterio, no había una tradición de escribir la música para este instrumento porque estaba confinado a un estrato popular”.

En aquella época, señala, los músicos profesionales mexicanos preferían cultivar la música internacional como minuetos, contradanzas y polkas, relegando las formas musicales nativas. Por su parte, el público prefería a los ejecutantes y cantantes extranjeros, despreciando a los mexicanos.

Como ejemplo de ese desprecio por lo nativo, el entrevistado mencionó una nota publicada en el Diario de México el 13 de octubre de 1805, que señala que al violinista José Aldana se le sugirió que cambiara su apellido por el de Aldana o Aldam y se anunciara como extranjero, para que la gente reconociera sus cualidades interpretativas.

“La creación musical mexicana empieza con algunos compositores a finales del siglo XVIII –indicó-, un poquito inmiscuidos por las ideas de la Ilustración francesa y en México independiente empieza a haber algunos compositores y músicos que quisieron generar un movimiento pero en relación al piano. Lo que nosotros estamos haciendo en este proyecto es investigar la música que hay escrita para el piano y hacer arreglos para el salterio”.

De acuerdo a su investigación, destacó que en 1884 se crea la primera Orquesta Típica en la ciudad de México, cuyo primer salterio fue la maestra María Encarnación García. El director Carlos Curti empezó a escribir algunos arreglos y piezas donde ya se incluía el salterio, “esos son los primeros documentos de los que tenemos conocimiento, a partir de allí surgieron compositores que en alguna orquesta le dieron un poquito de presencia al salterio y es hasta ahora en la época moderna, que los compositores se empiezan a interesar en escribir para este instrumento, todo lo demás han sido arreglos.

“Lo que incluiremos en estos discos de las dos fechas conmemorativas, son piezas tradicionales, muchas de ellas no llegaron a trascender y no se conocen. El primer disco incluye música del siglo XVIII, de 1830 a 1860; el segundo incluirá música mexicana de la revolución, que más o menos es un período que va de 1900 a 1930”.

De esta investigación, destaca que durante la colonia no había formación de músicos, sólo algunos organistas que hacían música sacra. La educación musical en México, asegura, inició formalmente hasta después de la Guerra de Reforma, cuando se estableció el Conservatorio Nacional de Música.

No fue, sino, hasta 1860 y 70 que empieza una corriente sinfónica en nuestro país “es cuando se estrenan algunas sinfonías de Beethoven y empiezan a ser escuchadas algunas obras de Mozart, porque antes no había ese tipo de interpretaciones”.

Ése, ahonda, fue el inicio de algunas compañías de ópera, como las de Ángela Peralta y Melesio Morales “eso nos lleva a que hoy en día, aunque tenemos escuelas profesionales de música, nuestra educación musical no es tan sólida como en otras partes del mundo”.

“Por otro lado, el hecho de descubrir que no hay música escrita de las épocas de la Independencia y la Revolución, nos hace entender que como dueto, tenemos el compromiso de llevar a la partitura todos los arreglos que hemos hecho, porque hasta ahora hemos confiado en la memoria. Próximamente tendremos que hacer ediciones de todo eso”, concluyó.


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